Para convertir a las chicas en monstruos de Amanda Lovelace
mentiría si dijera que no serviste para nada en especial en el libro de mi vida. hay, aunque sea, una buena obra que puedo atribuirte. no fue hasta que me dejaste varada y me di cuenta de que seguía respirando, que supe que podría resistir todo lo que viniera después de ti: incluso la tempestad que sacudió las bisagras de todas las puertas y voló todos los postigos y partió al medio todos los árboles a mi alrededor. ella no era nada comparada contigo. -más fuerte que cualquier tormenta |