Fuego amigo, amor enemigo de Allegra Álos
¿Y quién no tiene rincones llenos de sombras?, pensé dirigiendo una mirada fugaz hacia aquel Larraz adusto, reconcentrado e intenso, un hombre que parecía acostumbrarse a salirse siempre con la suya y que parecía moverse en el ojo calmado de huracán mientras a su alrededor el mundo se sumía en el caos. Un guerrero cuyas sombras eran, quizá, tan alargadas como las mías propias.
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