La marca indeleble de Alicia Molina
(…) aquel descomunal dragón se había vencido a sí mismo y ahora surcaba los cielos con un vuelo más poderoso. (…) era un vuelo ligero, libre del peso enorme de hacerse temer por los otros. (…) los fogonazos que ahora lanzaba desde el cielo no los ofrecía llenos de furia, sino como fuegos de artificio. |