Lorenzaccio de Alfred de Musset
Mirad ese cuerpecillo flaco, esa pinta de recién llegado de una orgía ambulante. Mirad esos ojos casi cerrados, esas manos débiles y torpes, apenas lo bastante firmes pars sostener un abanico, ese rostro taciturno que a veces sonríe pero que no tiene fuerza para reír. ¿Es ése un hombre terrible?
|