Otro mundo de Alfons Cervera
Un día abandonamos la ciudad y volvimos a Los Yesares, no sabíamos mi hermano y yo hasta cuándo. Estábamos en la ruina. Otra guerra perdida. ¿Llevas tú la cuenta de las guerras que hemos perdido? No me mires así. Nunca se me borrará de la memoria la noche en que unos hombres con sombrero y gabardina detuvieron el triciclo en que transportábamos las lecheras, te enseñaron unos papeles y dijeron que se las llevaban en su camioneta. No supe hasta mucho más tarde qué significaba la palabra requisadas. Yo te acompañaba en los repartos por el barrio. Toda mi vida he intentado olvidar cómo llorabas de impotencia y de vergüenza en el regreso a casa. Y nunca lo he conseguido. Nunca.
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