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Los nombres prestados de Alexis Ravelo
Los perros no tienen reloj. No saben lo que es el tiempo, acaso porque tampoco saben lo que es la muerte.
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Los nombres prestados de Alexis Ravelo
Salieron a la calle y comenzaron a atravesar juntos el centro de la ciudad populosa, que, como el océano, ignoraba su capacidad para albergar monstruos.
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Un tío con una bolsa en la cabeza de Alexis Ravelo
“Pero el infierno es, sobre todo, aquello que perdiste inevitablemente, aquello contra lo que nada pudiste hacer.”
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Solo los muertos de Alexis Ravelo
Muerte natural. Al menos, yo considero natural que te mueras si te meten un par de puñaladas en el pecho y otra en el cuello.
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Los nombres prestados de Alexis Ravelo
Todo eso está muy bien, y a Roco no le importaría hacerse mayor y envejecer allí, junto a ellos, al otro lado del jardín. Pero, a veces, camino del mirador o del barranco, cuando pasan ante la casa donde vivían juntos, se acuerda del amo y de su olor a tabaco y coñac y siente un sí es no es de nostalgia y se pregunta cuándo regresará.
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Un tío con una bolsa en la cabeza de Alexis Ravelo
"La basura no existe, don Gabriel, solo el desorden; lo que llamamos basura son simplemente cosas que no están en su lugar: todo aquello que pensamos inservible y que colocamos en cualquier lado, si lo ponemos en su sitio, deja de ser basura y vuelve a servir" |
La estrategia del pequinés de Alexis Ravelo
—Yo me crié en San Juan. En la ladera alta. Por allí había un perrillo chico abandonado. Un pequinés que dormía debajo de los coches y estaba siempre lleno de mugre. Alguna vieja del barrio le ponía de comer. —¿Y eso a qué viene? —le escupió Cora. Tito alzó las palmas de las manos, pidiéndole tranquilidad. —Espera. Espérate un momento y escúchame. Por el barrio había perros grandes. Estaba de moda que la gente tuviera dóberman, presas canarios, pastores alemanes y todo eso. ¿Tú sabes lo que hacía el jodido pequinés? En cuanto veía que había algún perrazo cerca, en vez de salir corriendo, se le enfrentaba, ladrando. Y, si el grande se despistaba, se le colgaba de los huevos o del cuello. Así fue como sobrevivió un montón de años. —Pero ¿qué me intentas decir? —Te intento decir que Júnior será un buen perro de presa, pero que, en un caso como este, es mejor adoptar la estrategia del pequinés: dar el primer paso, plantar cara y, si puede ser, meterle una buena chascada en los cojones. + Leer más |
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Las flores no sangran de Alexis Ravelo
La felicidad solo se deja ver cuando ya se ha ido para siempre
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Las flores no sangran de Alexis Ravelo
Los negocios son así, unas veces se gana y otras te quedas con el dedo metido en el culo.
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La estrategia del pequinés: Edición de aniversario de Alexis Ravelo
A veces uno se imagina que el futuro es posible
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La estrategia del pequinés: Edición de aniversario de Alexis Ravelo
Los españoles salen en ese momento. Son más ruidosos. Les cuesta divertirse sin testigos. Por eso se ríen más alto o sueltan algún gritito, para dejar claro que andan por allí, que están de vacaciones y tienen ganas de marcha
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La estrategia del pequinés: Edición de aniversario de Alexis Ravelo
ora, Tito, el Rubio, Júnior. Todos ellos ahí, pensando que la vida sigue como siempre, sin saber que todo ca a cambiar de pronto, que en tan solo unos días la rabia y la sangre y el miedo y la muerte se habrán cernido sobre ellos, que ya nada volverá a ser igual
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La estrategia del pequinés de Alexis Ravelo
justamente en ese instante, la escuchó suspirar, la sintió volverse hacia él y dar los buenos días de una forma que indicaba que en sus labios solo podía haber una sonrisa.
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La estrategia del pequinés de Alexis Ravelo
Habló lentamente, como si las palabras fueran pesados bloques que acarreara uno a uno, edificando un muro que los separara a ambos del resto del mundo.
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Un tío con una bolsa en la cabeza de Alexis Ravelo
El poder no corrompe. Al poder se llega ya corrompido. Corrupto hasta la médula. O desde la médula.
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Gregorio Samsa es un ...