Alexandre Dumas (hijo)

Hay incidentes de un minuto que producen más efecto que un cortejo de un año

¡Oh, consuele de! Por poco que viva, viviré más tiempo del que usted me quiera

Los hombres, en vez de estar satisfechos de que se les conceda durante mucho tiempo lo que apenas hubieran esperado obtener una vez, piden cuentas a su amante del pasado, del presente y hasta del futuro. A medida que se acostumbran a ella, quiten dominarla, y, cuanto más se les da todo lo que quieren, tanto más exigentes van haciéndose

Si ya ahora empieza haciéndome escenas de celos, ¡que serà después, si ese después existe alguna vez! No he visto nunca un hombre como usted

Desde que la vi, no se cómo no por que, ha ocupado usted un sitio en mi vida; que, por más que he intentado arrojar su imagen de mi pensamiento, vuelve una y otra vez

Nosotras nos entregamos en seguida o nunca

Todavía quedaba en Marguerite orgullo e independencia: dos sentimientos que, heridos, son capaces de hacer lo que el pudor

Si tuviera que escuchar a todos los que están enamorados de mi, no tendría tiempo ni para cenar

Las mujeres son despiadadas con las personas que no son de su agrado

Siempre que se representaba una obra nueva era seguro verla allí, con tres cosas que no la abandonaban jamás y que ocupaban siempre el antepecho de su palco de platea: los gemelos, una bolsa de bombones y un ramo de camelias

Así como la tan solicitada vida de esas mujeres hace ruido,, su muerte no hace tanto

Alguien que se arrepiente de una carta que escribió ayer, que se irá mañana si usted no lo perdona, desearía saber a qué hora podrá ir a depositar su arrepentimiento a sus pies. ¿Cuándo podrá encontrarla sola? Ya sabe usted que las confesiones deben hacerse sin testigos.

Alguien que se arrepiente de una carta que escribió ayer, que se irá mañana si usted no lo perdona, desearía saber a qué hora podrá ir a depositar su arrepentimiento a sus pies. ¿Cuándo podrá encontrarla sola?
Ya sabe usted que las confesiones deben hacerse sin testigos.

No hay absolución sin penitencia.

Nunca jamás sospeché que en un rayo de sol hubiese tanta alegría, dulzura y consuelo.

Es verdad que hay incidentes de un minuto que hacen más en nuestro corazón que el curso de un año.

¡Qué dulce es dejarse persuadir por una voz amada!

Al lado de la vida ideal está la vida material, y las decisiones más castas son amarradas a la tierra por hilos ridículos, pero de hierro, que no pueden romperse con facilidad.

[...] se habló de ella durante tres días, espacio de tiempo asombroso en una ciudad inmensa donde nadie piensa más que en la satisfacción de las pasiones refinadas y en renovar sin cesar las fiestas que jamás llegan a saciar.

Cuando la existencia ha contraído un hábito, como el de aquel amor, parece imposible que dicho hábito pueda cortarse sin romper al mismo tiempo todos los demás resortes de la vida.