La noche que paramos el mundo de Alexandra Roma
La mediocridad no estaba hecha para la música. La mataba. Bastante que la aceptábamos en todo lo demás, en nuestras existencias a medio gas girando en torno a cosas que nos hacían infelices. Escuchar un disco en la intimidad o ir a un concierto tenía que propulsarnos como un cohete al espacio.
|