Seda de Alessandro Baricco
Era, por lo demás, uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla.
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Seda de Alessandro Baricco
Era, por lo demás, uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla.
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Esta historia de Alessandro Baricco
El talento verdadero es tener las respuestas cuando todavía no existen las preguntas.
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Seda de Alessandro Baricco
De vez en cuando, en los días de viento, Hervé Joncour bajaba hasta el lago y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.
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Seda de Alessandro Baricco
De vez en cuando, en los días de viento, bajaba a través del parque hasta el lago, y permanecía allí durante horas, en la orilla, mirando cómo la superficie del agua se agitaba, formando figuras imprevisibles que brillaban sin orden en todas direcciones. El viento era uno solo, pero sobre aquel espejo de agua parecían miles los que soplaban. De todas partes. Un espectáculo. Leve e inexplicable.
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Seda de Alessandro Baricco
Así pudo ver, al final, de repente, el cielo sobre el palacio tiznarse por el vuelo de cientos de pájaros, como si fuera un estallido de la tierra, pájaros de todo tipo, desorientados, huyendo hacia cualquier parte, enloquecidos, cantando y gritando, pirotécnica explosión de alas y nube de colores disparada en la luz y de sonidos asustados, música en fuga, volando en el cielo. |
Seda de Alessandro Baricco
Le dio las gracias a todos, dijo mil veces que no necesitaba nada y regresó a su casa. Nunca le había parecido tan grande: y nunca tan ilógico su destino. Como la desesperación era un exceso que no le pertenecía, se inclinó sobre cuanto había quedado de su vida y volvió a preocuparse por todo con la indestructible tenacidad de un jardinero en el trabajo, la mañana después de la tormenta. |
La Esposa joven de Alessandro Baricco
En ninguna circunstancia de la vida, por muy penosa que sea, está permitido robarles a las almas algo más que un momentáneo desconcierto. La infelicidad roba tiempo a la alegría, y en la alegría se construye la prosperidad.
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La Esposa joven de Alessandro Baricco
Una vez decidido algo, en esa casa no se cambiaba nunca, por razones obvias de economía de las emociones.
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Mr Gwyn de Alessandro Baricco
Como suele suceder, tardaron un tiempo en acordarse de que cuando alguien muere, a los demás les corresponde vivir por ellos.
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La vía de la narración de Alessandro Baricco
Narrar es el arte de dejar andar una historia, una trama y un estilo en el flujo de un único acto.
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La vía de la narración de Alessandro Baricco
Una historia es el campo de energía producido en el alma de uno de nosotros por la vibración inesperada de una tesela del mundo. Su génesis puede durar un instante o incubarse durante años. Su tiempo de germinación es un misterio.
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Novecento de Alessandro Baricco
En los ojos de la gente puede verse lo que verán, no lo que han visto.
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Novecento de Alessandro Baricco
Tocábamos porque el océano es grande y da miedo, tocábamos para que la gente no notara el paso del tiempo y se olvidara de dónde estaba y de quién era. Tocábamos para hacer que bailaran, porque si bailas no puedes morir y te sientes Dios.
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Seda de Alessandro Baricco
Es un dolor extraño; -dijo en voz baja- Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca.
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Tres veces al amanecer de Alessandro Baricco
Cambiar las cartas es imposible, lo único que nos queda es cambiar la mesa de juego.
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Sin sangre de Alessandro Baricco
Por mucho que uno se esfuerce en vivir una sola vida, los demás verán dentro de ella otras mil, y ésta es la causa por la que no logramos evitar hacernos daño.
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Seda de Alessandro Baricco
Dicen que en Japón se ha desatado la guerra, esta vez de verdad. Los ingleses le dan armas al Gobierno, los holandeses a los rebeldes. Parece que se han puesto de acuerdo. Los dejan desahogarse y después toman todo y se lo reparten. El consulado francés observa, ellos siempre observan. Sólo son buenos para mandar despachos que cuentan de masacres y de extranjeros degollados como ovejas
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Seda: Edición Ilustrada de Alessandro Baricco
Se decía que era un estafador. Se decía que era un santo. Había quien decía: Tiene algo dentro, una suerte de infelicidad.
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¿En que trabaja Kote?