Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
¡Quemar a esos pobres diablos que sólo han sido condenados a la horca es algo infame!
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Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
¡Quemar a esos pobres diablos que sólo han sido condenados a la horca es algo infame!
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Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
Se hablar a los reyes en la desgracia, y solo me hablan cuando son desgraciados; una vez afortunados, ya no me miran
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Los mosqueteros II: El vizconde de Bragelonne: 2 de Alejandro Dumas
Los ojos del rey eran como la inmensa profundidad del azul celeste, o del azul aún más aterrador y casi tan sublime que abre el Mediterráneo bajo la quilla de sus navíos en un hermoso día de verano, espejo gigantesco en el que el cielo se complace en reflejar, ora sus estrellas, ora sus tempestades
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
“-Amo como un insensato, locamente, como un hombre que daría toda su sangre para evitar que derramase una lagrima”
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida.
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El tulipán negro de Alejandro Dumas
El infortunado Cornelio Baerle, olvidado de todos en el calabozo de la fortaleza de Loewestein, sufría los peores tratos de su carcelero, convertido en verdugo suyo
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
No hay felicidad o infelicidad en este mundo; solo hay comparación de un estado con otro.
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
¿Esta vieja tradición de familia será cierta? El ángel malo de los Marana debía retomar, se dice, su libertad, cuando un crimen sea cometido por un Marana.
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Le daré a la mujer que amo una vez lo que me señale, dos veces lo que me pidan sus ojos, y tres veces lo que exigirá con los labios
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
¿Por qué no me arranqué el corazón el día en que decidí vengarme?
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
En política, querido hijo, usted lo sabe como yo, no hay hombres, sino ideas; no hay sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, se suprime un obstáculo, eso es todo.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
La felicidad es como esos palacios de islas encantadas cuyas puertas están guardadas por dragones. Hay que combatir para conquistarla.
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El collar de la reina de Alejandro Dumas
Un poco de hielo en los cristales era el lujo de la naturaleza unido al lujo de los hombres. El invierno posee sus diamantes, su polvera y sus bordados de plata para el rico, sumergido en sus pieles, o encerrado en su carroza, o envuelto en las sedas y los terciopelos de un cálido apartamento. Toda la escarcha es una pompa y toda intemperie un cambio de decorado, que el rico contempla, a través de los vidrios de sus ventanas, como una obra de ese grande y eterno arquitecto que se llama Dios.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como le dolor.
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Le collier de la reine de Alejandro Dumas
Sí, lo repito libre, después de haberlo dicho cautivo: sin el menor delito se pasan seis meses en la Bastilla. Cuando se me pregunta si volveré a Francia alguna vez, yo respondo: Seguramente, cuando la Bastilla sea convertida en un paseo público. ¡Dios lo quiera!
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Le collier de la reine de Alejandro Dumas
La joven, enervada, se confesaba a sí misma que todo en su pasado había sido decepción, error, que contra lo que sostenía el moralista: "la virtud produce la felicidad", era la felicidad lo que conducía indefectiblemente a la virtud.
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Le collier de la reine de Alejandro Dumas
La princesa sonrió, diciendo: - Estoy dispuesta, pero recordaré que la tortura está abolida. - Sí, la suprimí para los demás - dijo el rey con una sonrisa -, pero no para mí. |
Le collier de la reine de Alejandro Dumas
¿Por qué tienes que repetir todas mis palabras? Cuando las oigo en tu boca, me hieren.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Contempla bien esta noche, joven: ve cuántas nubes, cuántas tempestades encierra. Sin duda veré yo la aurora que va a suceder a esta noche, porque no soy tan viejo que no pueda ver el día de mañana; pero tal vez empiece un siglo que vos veréis hasta el fin, y que encierra misterios que yo no veré.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Digo que conoce a todo el mundo, lo adivina todo, es contemporáneo de todas las épocas, ha vivido en todos los siglos; habla ... ¡oh Dios mío!, perdonadle tamañas blasfemias, habla de Alejandro, de César, de Carlomagno, como si los hubiese conocido, y según tengo entendido murieron hace muchos años.
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¿De qué nacionalidad es Edgar Allan Poe?