Bajo siete mares de Alberto Vázquez-Figueroa
Traté de imaginar que había hombres que dejaban transcurrir su vida —su única vida— encerrados entre los muros de una casa y las estrechas calles de una ciudad sin ver jamás ponerse el sol sobre la raya azul del mar y me dije que debía existir un infierno especial para los que, incapaces de ver lo que Dios creó, permanecen ciegos y sordos ante la inmensa maravilla de la naturaleza.
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