Hussar Rocca de Albert Jean Michel De Rocca
Se acusa generalmente a los húsares y cazadores a caballo de cometer pillajes, ser pródigos, amar beber, y creerse permitido de todo en presencia del enemigo. Acostumbrados a no dar, por así decirlo, ni un cabeceo, a tener siempre una oreja alerta a los sonidos de la trompeta de alarma, a despejar el camino antes del ejército, a presentir las trampas del enemigo, adivinar las menores huellas de su pasaje, buscar los barrancos, ver como el águila a lo largo de la planicie, habían adquirido una inteligencia superior y hábitos de independencia. Sin embargo estaban siempre silenciosos y sumisos en presencia de sus oficiales, por el temor a ir a pie.
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