La memoria eres tú de Albert Bertran Bas
Lo que no sabía Espartero es que el corazón de las ciudades reside en su gente. Así que podría bombardear Barcelona cada diez años sistemáticamente y seguiría topándose contra el mismo muro. Podría magullarla, mutilarla y herirla cuanto quisiera, pero las bombas jamás alcanzarían su corazón. Y mientras el corazón de una ciudad siga latiendo, el pueblo siempre puede alzarse de nuevo.
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