Los sueños de Einstein de Alan Lightman
El tiempo es visible en todas partes. Los relojes de las torres, los de pulsera, las campanas de la iglesia dividen el año en meses, los meses en días, los días en horas, las horas en segundos y cada incremento temporal sigue en fila al anterior en una sucesión perfecta. Y más allá de los relojes concretos, hay un inmenso andamiaje temporal que se extiende a lo largo del universo y equipara a todos por igual con su sometimiento a la ley del tiempo.
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