Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La gente ve alegría y no imagina que detrás de una sonrisa puedan acechar fantasmas: el miedo, la turbación, viejos monstruos trasnochados.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La gente ve alegría y no imagina que detrás de una sonrisa puedan acechar fantasmas: el miedo, la turbación, viejos monstruos trasnochados.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"No me enorgullezco de ser así. Pero hay algo de tranquilizador en el hecho que, por lo menos, conocerme a mí misma. Herramientas y flaquezas se guardan en el mismo estuche. Sé que engañé a Memo con frecuencia. Sobre todo, cuando él más me lastimaba. Es mi más antiguo mecanismo de defensa: traicionar a quien me hiere." (Pág.129). |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Trago: un descanso. Cerveza tibia. Destilado de caña. Trago amargo: una mala noticia. El matrimonio de una hija de 16 años con un hombre oloroso a loción y a metal." (Pág.47). |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Las palabras de papá eran navajas y él lo sabía. Iba clavándolas una por una, hasta que el dolor era inaguantable. Me quedaba en silencio, petrificada. Soportaba estoicamente que él terminara de vomitar el desprecio que sentía por todo lo que yo amaba. Papá me lastimaba sin tocarme. Me tenía amarrada con una correa invisible que podía jalar cada vez que quisiera." (Pág.98).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"La mirada de papá era seductora, como son todos los incendios. El espectáculo del fuego siempre es hermoso, y más porque irradia peligro. Podrías mirarlo eternamente o dejarte consumir por él." (Pág.89).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"La primera guerra a veces es la casa. La primera patria perdida, la familia. Un esposo puede ser un buen cómplice. Un hijo también llega a serlo. Al perro le hace falta el don de la palabra. Pero el papel de cómplice primordial está reservado para el hermano, único testigo verdadero de la masacre. Mi hermano habrá tomado anotaciones distintas o puesto atención a detalles que yo he pasado por alto. Es fundamental no olvidar que caminamos juntos y que hoy nos aterrorizan idénticos monstruos." (Pág.13).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Recuperar objetos de entre los escombros sólo tiene sentido si esos recuerdos son valiosos. Pero estas fotografías no son otra cosa que pequeños abismos personales, cicatrices mal curadas." (Pág.14).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
Es fundamental no olvidar que caminamos juntos y que hoy nos aterrorizan idénticos monstruos.
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Como caracol... de Alaíde Ventura Medina
No la íbamos a perder nunca. Por lo menos yo la iba a llevar siempre conmigo, como se llevan las cosas que importan. Mi casa, mi mundo, mi abuela a cuestas, como un caracol.
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Como caracol... de Alaíde Ventura Medina
Lloró al contar esas historias, tal vez nunca las había recordado en voz alta. Hablaba de su pasado como si le perteneciera a alguien más. Había pasado tantos años empujando esas puertas, que no se dio cuenta de en qué momento se cerraron con candado, y adentro todo se confundió.
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Como caracol... de Alaíde Ventura Medina
Quisieron alejarse al máximo y habían terminado por encontrarse al cerrar el círculo. Era triste que no se hubieran dado cuenta antes. Humberto tenía razón: lo postergaron tanto esfumó.
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Como caracol... de Alaíde Ventura Medina
Hun se ofreció a servir el postre y, cuando nadie lo veía, me hizo señas de "acompáñame a la cocina". Ahí, por primera vez, me dijo que me quería. -Pero muchísimo, Julieta, no sabes cuánto. -Yo... también–contesté. |
Como caracol... de Alaíde Ventura Medina
Seguía con la mirada fija, como si sus recuerdos estuvieran ahí, frente a él, y los pudiera ver e incluso tocarlos.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
¿Qué son los recuerdos sino un conjunto de verosimilitudes? Lo más cerca posible a la verdad y al mismo tiempo algo completamente ajeno. Los hechos que pudieron haber sucedido. A los que volvemos una y otra vez, pues los llevamos guardados en el bolsillo.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
No hay escape a las bifurcaciones. Mundos se abren y se cierran ante nuestros ojos. Morimos un poco tras cada elección.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
Entre los rotos nos reconocemos fácilmente. Nos atraemos y repelemos en igual medida. Conformamos un gremio triste y derrotado. Somos la aldea que se fundó junto al volcán, la ciudad que se alzó sobre terreno inestable. Todos los días son el día del gran terremoto.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
De las máximas ironías de mi vida es que papá me hacía sentir protegida, cuando él mismo era la causa de mi indefensión.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
Solamente quien ha vivido con una persona silenciosa entiende de qué manera el silencio puede llenar los espacios, apropiarse de ellos. El silencio de mi hermano invadía todo. Nos dejaba a los demás sin posibilidad de movimiento. El silencio es un vacío, pero pesa. Es la neblina que cubre el mundo. Empaña la vista. Ahoga. Es un cansancio compartido y transmisible. La falsa calma que precede a la masacre. Las horas en silencio transcurren más lento. El silencio es un juego de ajedrez en el que ambas partes han olvidado que es su turno. Nadie hablará primero, y se quedarán ahí hasta el fin de los tiempos. |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La culpa es una enfermedad de tratamiento complicado. Mal atendida, empeora con el tiempo. Se alimenta de otras emociones, las cuales metaboliza para su propio beneficio. Rencor. Tristeza. Alegría. Miedo. Aperitivos para esa inmensa culpa primigenia que amanece más fuerte cada día. Se aprende a vivir con la culpa. Huésped indeseado que ha incendiado todas las salidas. Culpa: acción u omisión. Consecuencia. Hacer algo a veces me ha llevado al mismo resultado que no hacer nada. |
El nombre de la nación desde donde se organizan los juegos cada año es...