Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La gente ve alegría y no imagina que detrás de una sonrisa puedan acechar fantasmas: el miedo, la turbación, viejos monstruos trasnochados.
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Calificación promedio: 5 (sobre 25 calificaciones)
/Con motivo del Día Internacional de la Mujer, recibimos en nuestro auditorio a la escritora y antropóloga mexicana Alaíde Ventura Medina, autora de Entre los rotos (Tránsito), cuya novela da voz a la violencia contra las niñas y niños, una de las caras más silenciadas de la violencia machista. #AlaídeVentura Más información en: https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/entre-los-rotos-encuentro-con-alaide-ventura-medina-y-brenda-navarro/ Un nuevo espacio para una nueva cultura: visita el Espacio Fundación Telefónica en pleno corazón de Madrid, en la calle Fuencarral 3. Visítanos y síguenos en: Web: https://espacio.fundaciontelefonica.com/ Twitter: https://twitter.com/EspacioFTef Facebook: https://www.facebook.com/espaciofunda... Instagram: https://www.instagram.com/espacioftef/ YouTube: https://www.youtube.com/user/CulturaS...
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La gente ve alegría y no imagina que detrás de una sonrisa puedan acechar fantasmas: el miedo, la turbación, viejos monstruos trasnochados.
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"No me enorgullezco de ser así. Pero hay algo de tranquilizador en el hecho que, por lo menos, conocerme a mí misma. Herramientas y flaquezas se guardan en el mismo estuche. Sé que engañé a Memo con frecuencia. Sobre todo, cuando él más me lastimaba. Es mi más antiguo mecanismo de defensa: traicionar a quien me hiere." (Pág.129). |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"La primera guerra a veces es la casa. La primera patria perdida, la familia. Un esposo puede ser un buen cómplice. Un hijo también llega a serlo. Al perro le hace falta el don de la palabra. Pero el papel de cómplice primordial está reservado para el hermano, único testigo verdadero de la masacre. Mi hermano habrá tomado anotaciones distintas o puesto atención a detalles que yo he pasado por alto. Es fundamental no olvidar que caminamos juntos y que hoy nos aterrorizan idénticos monstruos." (Pág.13).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Trago: un descanso. Cerveza tibia. Destilado de caña. Trago amargo: una mala noticia. El matrimonio de una hija de 16 años con un hombre oloroso a loción y a metal." (Pág.47). |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Las palabras de papá eran navajas y él lo sabía. Iba clavándolas una por una, hasta que el dolor era inaguantable. Me quedaba en silencio, petrificada. Soportaba estoicamente que él terminara de vomitar el desprecio que sentía por todo lo que yo amaba. Papá me lastimaba sin tocarme. Me tenía amarrada con una correa invisible que podía jalar cada vez que quisiera." (Pág.98).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
Solamente quien ha vivido con una persona silenciosa entiende de qué manera el silencio puede llenar los espacios, apropiarse de ellos. El silencio de mi hermano invadía todo. Nos dejaba a los demás sin posibilidad de movimiento. El silencio es un vacío, pero pesa. Es la neblina que cubre el mundo. Empaña la vista. Ahoga. Es un cansancio compartido y transmisible. La falsa calma que precede a la masacre. Las horas en silencio transcurren más lento. El silencio es un juego de ajedrez en el que ambas partes han olvidado que es su turno. Nadie hablará primero, y se quedarán ahí hasta el fin de los tiempos. |
Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"La mirada de papá era seductora, como son todos los incendios. El espectáculo del fuego siempre es hermoso, y más porque irradia peligro. Podrías mirarlo eternamente o dejarte consumir por él." (Pág.89).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
"Recuperar objetos de entre los escombros sólo tiene sentido si esos recuerdos son valiosos. Pero estas fotografías no son otra cosa que pequeños abismos personales, cicatrices mal curadas." (Pág.14).
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Entre los rotos de Alaíde Ventura Medina
La culpa es una enfermedad de tratamiento complicado. Mal atendida, empeora con el tiempo. Se alimenta de otras emociones, las cuales metaboliza para su propio beneficio. Rencor. Tristeza. Alegría. Miedo. Aperitivos para esa inmensa culpa primigenia que amanece más fuerte cada día. Se aprende a vivir con la culpa. Huésped indeseado que ha incendiado todas las salidas. Culpa: acción u omisión. Consecuencia. Hacer algo a veces me ha llevado al mismo resultado que no hacer nada. |
Gregorio Samsa es un ...