Agustín Fernández Mallo
Las personas no son nada por sí mismas, la identidad es un delirio, la identidad es una alucinación del ego, solo permanecemos enamorados de alguien si nos enamoramos de aquello que le rodea: sus amistades, su trabajo, su familia, su ocio, su religión. Pensar lo contrario es pueril.
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