La tentación de Adán de Adriana Rubens
—No es una persona sin carácter —convino Luis—. Es una persona muy reprimida, tal y como eras tú cuando te conocí: una bomba de relojería que con el estímulo adecuado puede estallar —advirtió. —Lo sé. Y he decidido ayudarla como tú me ayudaste a mí. —¿Así que vas a picarla hasta que explote? —Ese es el plan —reveló, con un guiño. |