Antonio y Cleopatra de Adrian Goldsworthy
Pero, en definitiva, nada igualaba la gloria de ganar una guerra. El ideal del comandante era culminar la victoria con el derecho, sometido a voto en el Senado, a celebrar un triunfo. El triunfo era la ceremonia en que se aclamaban los logros del general, y la única ocasión en la que se autorizaba a formaciones de soldados armados a recorrer el centro de la misma ciudad de Roma, atravesando la Vía Sacra y el Foro hacia la colina Capitolina.
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