AMY JEAN

Hay que mirar a la vida a los ojos y sonreír. Hay que quedarse con lo que te hace bien y transformar el dolor de todo lo que te destroza.

La vida es bonita si se sostiene en los momentos más sencillos, más bellos y más inspiradores, como puede ser un viaje en coche atravesando amplios campos de trigo mientras acaricias el pelo de la única persona que te ha hecho temblar.

Alessa no solo está tumbada sobre la tierra húmeda de este lugar; también está dentro de mí. Y eso es algo que nunca he sentido antes.

La eternidad puede durar lo que dura una canción.

La literatura consiste en transformar la tristeza en palabras, en manifiestos, en historias. En sacarla de dentro.

Esa quizá ha sido la mayor lección de este año: un corazón roto no te impide vivir ni sentir. Hay que empeñarse en rellenar las grietas y un día esos ríos se fundirán con los trozos y se transformarán en una pieza fuerte y compacta que latirá de nuevo con la mayor intensidad.

Necesito que comprendas que, siendo como eres, ya eres suficiente. Suficiente para tus amigos, suficiente para tus compañeros y suficiente para tu familia. Todos te quieren como eres. Ahora eres tú quien tiene que aprender a quererse.

Somos diferentes, Jake. Igual que el color de nuestro pelo. El tuyo es negro como una noche cerrada. El mío, naranja como los melocotones maduros. Es evidente que combinan bien, pero tienen raíces opuestas…

Creo que solo importa el hoy. El momento. Solo es eso, el momento. Los recuerdos y los sueños por cumplir vienen y van. Pero el momento está aquí, con nosotros, a cada instante. Es lo único que tenemos.

-Soy humano aunque todos me crean divino, Alessa. No soy un dios.
-A veces lo pareces. En cierto modo, subido a un escenario, lo eres.
-Tú ni siquiera tienes que estar en alto para parecerlo.