La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
¿Dónde está ahora mi sitio? ¿Cuál es mi lugar en este gran desorden de la vida?
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
¿Dónde está ahora mi sitio? ¿Cuál es mi lugar en este gran desorden de la vida?
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
El llanto nos lo quitaron después de la infancia: el odio que no entendíamos y sobre el cual se fundó la continuidad de la familia, nos secó el llanto, nos negó el gran descanso de las lágrimas.
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
[...] me tenían como mareado, ajeno a la rutina de una niñez que comenzaba a alejarse dolorosamente [...]
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
-Si alguna vez fuimos alegres ya no lo recuerdo; y ahora sé que ya nunca seremos alegres.
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
No tienes tiempo para comenzar otra vez. Para decirte: aquí fue el comienzo, recordarlo, reconocerlo y saber que es el único punto de partida para la tremenda tarea de recoger los pedazos de lo que ha sido desbaratado y ponerlos nuevamente en su sitio. No tienes tiempo porque ellos no te lo van a dar. No van a dejarte días y meses para planear y buscar y solucionar. Insistirán. Te acosarán hasta que decidas: porque su liberación depende de que tú aceptes que ellos no son parte nuestra, no quieren ser parte nuestra: que no quieren ser continuación de algo que está acabado: de una casa deshabitada y terminada. Que son otro principio, un comienzo de algo que también estará destinado a perecer como todo lo nuestro: pero quieren que ese sea su privilegio.
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
Ya habías comenzado a ser un misterio para ella, un misterio impenetrable [...]
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
Aun en el más lejano comienzo de la memoria estás aislada de nosotros.
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
Ha muerto sola. Desprendida de todo lo que pudiera significar para ella un pretexto para seguir viviendo, para seguir sosteniendo un desafío que no habría conducido sino a la destrucción; un desafió que ella no había planteado ni querido, sino que le fue impuesto, sin alternativas: liberada de la tarea de afirmar con su presencia, son su respiración [...]
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
«Todavía no eran la muerte: pero llevaban ya la muerte en las yemas de los dedos: marchaban con la muerte pegada a las piernas: la muerte les golpeaba una nalga a cada trance: les pesaba la muerte sobre la clavícula izquierda; una muerte de metal y madera que habían limpiado con dedicación»
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La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
─Si el comandante roba, le robará al gobierno y eso no importa. ─Importa más porque le roba a la patria. |
La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
«Estás sentada en la silla del Padre, quieta, como si estuvieras muerta. Pero no estás derrotada. Esto lo saben ellos, lo supieron desde cuando comenzó la lucha: que no podrían derrotarte nunca: que sería implacable, constante, inacabable porque tú no los dejarías vencerte.»
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?