La vírgen del barrio árabe de Willivaldo Delgadillo
Esa mañana también, la bicicleta amaneció colgada de la rama de uno de los árboles del parque. Windesfalt cruzó pacientemente la explanada que mediaba entre el edificio de apartamentos y el Jardín Castrid. Llevaba al hombro una mochila de lona que dejó caer sobre el pasto húmedo. Trepó con parsimonia el olmo en el que había encontrado suspendida su bicicleta todas la mañanas durante dos semanas.
|