Victoria Vílchez Donate

Se gustan mucho. Pero a veces lo que más deseamos se convierte también en nuestro mayor temor.

A veces todos necesitamos a alguien que nos proteja.

No necesitaba a un hombre para sentirme realizada ni para encontrarle sentido a mi vida.

Los secretos pertenecen a sus dueños hasta que estos deciden revelarlos.

Hay momentos en la vida en los que sabemos que las cosas van a cambiar, que tomarán un rumbo diferente hagamos lo que hagamos. Puede que se trate de un simple presentimiento más que de una certeza, pero aún así lo percibimos como una realidad irremediable. Y yo era consciente de que algo en mí luchaba por transformarse, por salir al exterior y gritar hasta que mi voz se desgarrara; aunque no supiera de qué se trataba con exactitud.

Quizás todos necesitamos a alguien que haga de hermano mayor, de amigo, que nos tienda la mano y que nos diga que todo va a salir bien.

A veces, todo lo que necesitamos es que alguien nos tienda una mano.

Había un montón de colores que esperaban solo a ser descubiertos, y él deseaba tener la oportunidad de descubrirlos junto a ella.

Culpa. A veces , puede llegar a ser una emoción tan poderosa como el amor, solo que al contrario que este, nunca suele terminar con un final feliz. La culpa solo obliga, y hay cosas que es inútil forzar.

Quizás, de vez en cuando, todos necesitamos un invierno duro para poder anhelar la primavera.

No era consciente de que a veces los sentimientos se quedan ahí, en un rincón de nuestro interior, hasta que algo los hace resurgir, y que los suyos por Maverick habían sido mucho más intensos de lo que jamás había creído.

El amor puede curar las heridas mil veces mas rápido que el paso de los años. Pero para ello...para ello tienes que dejar que te quieran.

Era invierno, siempre invierno; frío, áspero y desagradable, así era como se sentía.

Llevaba semanas sintiendo ese frío en su interior, el frío intenso de un invierno sin fin.

—Hay cosas que nunca cambian, Cam.

Siempre hay un amor que nos marca, no tiene que ser el primero o el más largo, pero sí suele ser el más intenso. A veces, con el paso del tiempo, ni siquiera recuerdas con exactitud los rasgos de su cara o el tono de su voz, la manera en que reía... pero no eres capaz de olvidar lo que te hacía sentir, cómo tu cuerpo se estremecía, el latido acelerado de tu corazón o lo agitada que se volvía tu respiración cuando vuestras pieles se rozaban. Años después, si el destino decide unir vuestros caminos de nuevo, al verla todo vuelve a estar ahí.

Alguien que te quiera te regalará multitud de sonrisas.

Hay relaciones que se forjan a fuego lento, que suman día a día pequeños y preciosos instantes de los que ni siquiera somos conscientes, pasiones que ni el tiempo desgasta, pero que también hay que saber cuidarlas. Y , ¿sabes que? Esas son las mejores.

Tal vez baste con eso, simplemente con creer, con desearlo con todas mis fuerzas y convertirlo en realidad.

No se puede salvar a quien no quiere ser salvado.