La noche de los niños de Toni Morrison
Tendrían que haber visto a mi abuela; decidió pasar por blanca y no volvió a dirigir una palabra a ninguno de sus hijos. Todas las cartas que recibía de mi madre o de mis tías las devolvía automáticamente, sin abrir. Al final entendieron el mensaje de que no quería mensajes y la dejaron en paz. En tiempos lo hacían casi todos los mulatos y los cuarterones…, si tenían el pelo que hay que tener, claro. ¿Por las venas de cuántos blancos correrá y se esconderá sangre negra? Adivinen.
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