El secreto de los cuervos de Tessa Gratton
Sintiendo el hormigueo de mi sangre, alcé el mentón para aspirar su olor y acerqué mi cara aún más a la suya, tanto que cuando parpadeaba mis pestañas le acariciaban la mejilla. —Mab —susurró. Sonriendo, contemplé sus ojos color bellota, los destellos rojos que semejaban cristales rotos. Entre nosotros había una línea de magia, y vibraba. |