La buena suerte de Rosa Montero
El miedo es como una piedra que acarreas dentro del estómago. Día tras día vas tragando tu maraña de temores igual que los gatos se tragan sus pelos, hasta que acaban por formar una bola de pelo en la barriga, una densa pelota que produce ganas de vomitar y te obliga a caminar un poco encorvado, como esperando un golpe. El miedo es un parasito, un invasor. Un vampiro que te chupa los pensamientos, porque no puedes alejarlo de tu cabeza. E incluso si, en un raro momento de tregua, consigues olvidar por un instante tu miedo, siempre queda cierta pesadumbre pendiendo sobre ti, una vaga premonición de riesgo y desgracia. No hay manera de librarse por completo de él.
|