La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero
Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible
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