Café y cigarrillos para un funeral de Roberto Martínez Guzmán
Inmóvil frente a la puerta, el hombre dudó un segundo. Bajó la cabeza, buscando un rayo de inspiración en la acera, y luego la levantó con decisión, casi con orgullo, como quien pretende tomar plena consciencia de las palabras que va a pronunciar. —Algún loco me va a matar —dijo. |