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La ofensa de Ricardo Menéndez Salmón
En los ojos del cartero que con una solemnidad no exenta de ternura entregó el aviso, brillaban los sagrados fuegos del orgullo.
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La ofensa de Ricardo Menéndez Salmón
En los ojos del cartero que con una solemnidad no exenta de ternura entregó el aviso, brillaban los sagrados fuegos del orgullo.
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