Adiós, muñeca de Raymond Chandler
El matón trató de asestarle un golpe de rodilla en la entrepierna. El hombretón lo hizo girar en el aire y deslizó sus zapatos brillantes sobre el desgastado linóleo que cubría el suelo. (cap. 1)
|
Calificación promedio: 5 (sobre 110 calificaciones)
/25 de agosto, 2023 | Sala Augusto Raúl Cortazar Lector compulsivo del género negro, sobre todo de Dashiell Hammett y Raymond Chandler, Osvaldo Soriano incluye como protagonista de su primera novela al detective Philip Marlowe. Escritores e investigadores dialogan sobre cómo esas lecturas influyeron en la obra del autor, en el marco de la muestra 50 años de Triste, solitario y final organizada por la Biblioteca Nacional.
Adiós, muñeca de Raymond Chandler
El matón trató de asestarle un golpe de rodilla en la entrepierna. El hombretón lo hizo girar en el aire y deslizó sus zapatos brillantes sobre el desgastado linóleo que cubría el suelo. (cap. 1)
|
El sueño eterno de Raymond Chandler
Todavía contemplaba los ardientes ojos negros del militar cuando se abrió una puerta, muy lejos, debajo de la escalera. No era el mayordomo que volvía, Era una jovencita de unos veinte años, pequeña y delicadamente proporcionada, pero con aspecto resistente. (cap. 1)
|
PLAYBACK de Raymond Chandler
La voz que salía del teléfono tenía un tono chillón y perentorio, pero no conseguía entender bien lo que decía, en parte porque aún estaba medio dormido y en parte porque estaba sosteniendo el auricular al revés. (cap. 1)
|
La ventana alta de Raymond Chandler
La casa estaba en la Dresden Avenue, en la zona de Oak Noll de Pasadena; era grande, sólida, de aspecto frío, con muros de ladrillos color borgoña, tejas de terracota y adornos de piedra blanca. (cap. 1)
|
El largo adiós de Raymond Chandler
La primera vez que vi a Terry Lennox él estaba borracho en un Rolls-Royce modelo Silver Wraith delante de la terraza de The Dancers. (cap. 1)
|
La hermana menor de Raymond Chandler
El cristal de la puerta tiene una maltrecha inscripción en negro: "Philips Marlowe. Investigaciones". (cap. 1)
|
El sueño eterno de Raymond Chandler
No me importa que se dé aires conmigo, ni que se saque el almuerzo de una botella de scotch. Tampoco me parece mal que me enseñe las piernas. Son unas piernas estupendas y es un placer contemplarlas. Como tampoco me importa que no le gusten mis modales. Son detestables. Sufro pensando en ellos durante las largas veladas del invierno. Pero no pierda el tiempo tratando de sonsacarme.
|
La hermana pequeña de Raymond Chandler
Allí estaba ella. No hacía falta que abriera la boca para que yo supiera quién era. Nunca ha habido nadie que se pareciera tan poco a lady Macbeth. Era una muchachita menuda, pulcra, de aspecto bastante relamido, con pelo castaño liso y muy repeinado y gafas sin montura. Vestía un traje de chaqueta marrón, y de una correa que llevaba al hombro colgaba uno de esos ridículos bolsos cuadrados que te hacen pensar en una hermana de la caridad llevándoles los primeros auxilios a los heridos. Sobre su liso pelo castaño llevaba un sombrero al que debieron de separar de su madre cuando era muy pequeño. No llevaba maquillaje, ni pintura de labios ni joyas. Las gafas sin montura le daban un aire de bibliotecaria.
|
La hermana pequeña de Raymond Chandler
—Si tiene la intención de quedarse tan cerca de mí —dije—, tal vez sería mejor que se pusiera algo de ropa. Echó la mano hacia atrás y me sacudió un buen bofetón. Sonó tan fuerte como el portazo de la Gonzales, y dolió. Me hizo acordarme del chichón que tenía en la cabeza. —¿Le he hecho daño? —preguntó con suavidad. Asentí. —Me alegro. Tomó impulso y me abofeteó de nuevo, sólo que más fuerte. —Sería mejor que me besara —susurró. |
La dama del lago de Raymond Chandler
"El empleado de la recepción ladró a espaldas de Degarmo como un foxterrier: —Un momento, por favor. ¿A quién desean cumplimentar? Degarmo giró sobre los talones y me miró sorprendido. —¿Ha dicho cumplimentar? —Sí, pero no le pegue. La palabra existe. Degarmo se pasó la lengua por los labios. —Sabía que existía. Lo que no sabía es que se utilizara. Oiga, amigo —le dijo al empleado—, subimos al 716. ¿Tiene algo que objetar?" |
¿En que trabaja Kote?