Aquellas niñas que reconocimos en fotos de Raúl Quirós Molina
Tenía una cara tan pacífica ahora, tan alejado de la mujer que escupía la comida e insultaba a las asistentas, pensó que tal vez hubiera sido diferente si hubiese muerto rodeada de otros viejos en una residencia y según pensaba esto le pasaba la mano por la cara, dándole las buenas noches para siempre a una mujer que nunca dormía, que nunca se agotaba de ser un demonio, que solo se moría por capítulos y, cada vez que despertaba, era para castigar al mundo.
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