Oro y ceniza de Pierce Brown
Y esas palabras emergen girando como los radios de una rueda los poemas idealistas de la juventud, la caligrafía airada, fulminante de la adolescencia, cuando era todo sangre y furia y estaba dominado por pasiones más salvajes. Y entonces, al fin, los primeros pasos titubeantes de la sabiduría, cuando empecé a darme cuenta de lo terroríficamente pequeño que soy en realidad.
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