Dionisíacas. Cantos I-XII: 1 de Nono de Panópolis
Dado que ella portaba la pesada carga de un hijo concebido por un dios, si en algún momento un viejo pastor hacía sonar una siringa y llegaba a sus oídos la melodía a través del vecino Eco, que ama la vida de los campos, entonces ella, ligera de ropas, se movía por su habitación con frenético ritmo.
|