Dionisíacas. Cantos I-XII: 1 de Nono de Panópolis
La muchacha, temblando, saltó de su lecho y estremeció a su padre con el relato del lucífero vapor de sus frondosos sueños. Y mientras oía a Sémele, el rey Cadmo quedó perplejo ante la historia de la planta herida por el rayo. Inmediatamente llamó a Tiresias, el inspirado hijo de Clarico y le contó, al rayar el alba, los sueños de su hija tizanados por el fuego.
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