Mucho más duro y cruento que el primer libro. Difícil de digerir en algunas escenas.
⚠⚠ Ligero espóiler de la primera parte del libro ⚠⚠
El libro mantiene un paralelismo con la estructura de 1793: cuatro partes y capítulos cortos. Sin embargo el desarrollo del mismo, el ritmo, los temas que trata y el desenlace es distinto a su predecesor.
No arrancamos con el hallazgo de un cuerpo y un crimen a investigar. No terminamos con un final tan cerrado como en el primer libro, quedan muchos interrogantes abiertos con la vida personal de sus personajes. Se nota que es una trilogía inacabada y por ello nos han dejado en ascuas esperando el siguiente libro.
Si en 1793 tenía un gran peso las miserias e inmundicias materiales en que vivía la gente, sin dejarlas de lado, aquí el autor va un paso más allá, se centra más en las miserias de la mente humana: la maldad. ¡No tengo otra forma de decirlo!
La crueldad, el dolor y repulsión de algunas escenas y ante algunos personajes, es difícil de digerir. Cuesta más de leer, tal vez por ello el ritmo me ha parecido más lento.
Es 1794, en una sociedad clasista, las clases pudientes quieren lo mejor para sus hijos o tal vez quieren garantizar la sucesión, el apellido y la fortuna. El primogénito hereda, pero el resto de hijos también deberían estar a la altura de lo que se espera de ellos. Erik, nuestro protagonista es enviado a San Bartolomé, una colonia sueca en las Antillas, para que se espabile y se convierta en un hombre. San Bartolomé es una isla volcánica, difícil obtener ingresos con el cultivo de la caña de azúcar. Su fuente de ingresos provenía de ser el único puerto libre en aquella época y ya sabemos lo que se comerciaba en aquella época: personas. Para abrir boca, el autor nos "deleita" con una escena de esa actividad que me revolvió las tripas. Pero lo peor de esta parte no es el comercio de personas, algo más o menos conocido, aunque bien retratado. Lo peor es la maldad de las personas. Es ver con tus ojos algo que sucede y la inocencia de otra persona no puede ver. Es esa impotencia que te hace sentir cuando deseas gritar: ¡espabila! ¡abre los ojos, chaval!
La maldad no tiene fronteras, regresa a Suecia con más recursos que antes. La maldad quiere recuperar el tiempo perdido y rodearse de la élite, para ello no dudará en hacer lo que considere oportuno. Y vuelves a tener la misma sensación de impotencia y rabia, ves e intuyes parte de lo que puede pasar o de lo que realmente ha pasado. Aún no tienes la confirmación y el detalle, tendrás que esperar un poco hasta llegar a la investigación. ¡Ya tenemos un cuerpo! Y aún así, lo sientes más por el vivo que por el muerto y su familia.
Vuelve a entrar en escena alguno de los personajes que conocimos en 1793. Debido a las circunstancias los personajes tienen que asumir nuevas responsabilidades. Han evolucionado y veremos otras facetas y matices de su personalidad. Aunque se nombren en la sinopsis no voy a decir sus nombres. Y os dejo con la incógnita que nos mantuvo en vilo durante el primer libro, saber si continúa o no Cecil Winge. No voy a desvelar más de la trama o de los personajes principales. Ya he realizado bastante espóiler.
Los nuevos personajes están bien perfilados. La maldad -no merece mencionar otro nombre- no es sólo interior, se realza con esa repulsiva caracterización: una herida en la cara que le supura. De los personajes secundarios, me ha gustado el personaje y el papel de Lisa Soledades, una superviviente que ha elegido o se ha visto obligada a otro tipo de vida. Ese pequeño homenaje y reconocimiento a esa matrona vocacional, que a pesar de todo lleva a buen puerto su misión -aunque un poco forzado, ¿¡Cómo lo ha conseguido en esas condiciones!?-. ¡Horrible lo que hacían los médicos en aquella época con los partos múltiples! También conoceremos como funcionaban los orfanatos de la época, pobres niños. ¡El más listo, el tonto!
La maldad y el sadismo ¿podría considerarse una enfermedad mental? Más de una forma de locura veremos en estas páginas. Y también nos invitaran a dar un paseo por los manicomios de la época. Os lo podéis imaginar, terrible los métodos utilizados y las condiciones en que estaban.
La ambientación sigue siendo muy buena, tanto en Estocolmo como en San Bartolomé. La parte de investigación policial tiene bastante menos peso y la relación entre los investigadores no tiene esa relación especial que sentimos en el primer libro.
El final es muy duro, ¿¡A que precio se combate la maldad!?. Impotente, desolada, arrasada por el gallo rojo me ha dejado. Esos personajes que han luchado por enmendar, mejorar, rehacer su vida o la de sus seres queridos. Esos inocentes que han perdido su oportunidad...
Reconozco que volvemos a tener un buen libro. La prosa sigue siendo magnífica y la labor del traductor y la editorial, muy buena. Me ha resultado mucho más duro de leer que el anterior, por ello me ha costado más disfrutarlo. Ya he comentado que tenemos un final abierto en la vida personal de algunos personajes que nos deja con ganas de continuar con el siguiente, pero aunque ya estuviese publicado en castellano, creo que después de leer los dos primeros seguidos, necesito intercalar algún otro libro. Desintoxicarme un poco y reponer fuerzas.
Mi valoración es un poco más baja que en el primer libro (9,5/10), no por considerarlo peor libro, sino por como me ha dejado.
Valoración: 8,75/10
Lectura: diciembre 2021.
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