El cielo sobre Darjeeling de Nicole C. Vosseler
A sus pies se extendían como un mar de color verde profundo las plantaciones de té, que a lo lejos se fundían como praderas moteadas por las primeras flores amarillas y blancas de la primavera, rodeadas de bosques frondosos. Sin embargo, quedó fascinada por la cadena montañosa del Himalaya: grandiosa, orgullosa, magnífica. Cubría la piedra azulada un manto de nieve colosal que imponía respeto, como una ola de pleamar congelada, con un hálito rosado, y aparentemente fundiéndose bajo el sol en ascenso.
|