Un mundo helado de Naomi Novik
—Bueno, parece que mi hija sí que es capaz de convertir la plata en oro —reconoció casi con impotencia, me puso la mano en la cabeza y me hizo una caricia, como si lo lamentase en lugar de estar orgulloso.
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Un mundo helado de Naomi Novik
—Bueno, parece que mi hija sí que es capaz de convertir la plata en oro —reconoció casi con impotencia, me puso la mano en la cabeza y me hizo una caricia, como si lo lamentase en lugar de estar orgulloso.
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