Érase una vez un soldado de Mary Jo Putney
-Todavía no ha nacido la mujer que se alegre de ver como su marido, su hijo o su hermano parte a la guerra, pero, a veces, es imposible evitarlo. Soy inglesa hasta la médula, pero San Gabriel me ha dado lo mejor que me ha pasado en la vida. Posición, un hogar, una familia. -Esbozó una sonrisilla-. A ti. He recibido mucho y ahora tengo que devolverlo aunque sea a costa de entregar la vida.
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