El club de la lucha de Chuck Palahniuk
La publicidad hace que compren ropas y coches que no necesitan. Generaciones y generaciones han desempeñado trabajos que odiaban para poder comprar cosas que en realidad no necesitan. |
Calificación promedio: 5 (sobre 92 calificaciones)
/En Merca, su primera novela, Loyds construyó a un protagonista despreciable (Johnny, un odiador serial cuyo combustible principal es la cocaína). En su spin off el autor se enfocó como anunciara su título en La mamá de Johnny. Un mismo universo, el de un estrato social acomodado que intenta mantener sus privilegios con uñas y dientes, y una misma familia con sus consumos problemáticos, narrados desde dos puntos de vista diferentes. Ahora nos presenta a Pichón, el hermano menor de la casa, un personaje reaccionario al que le encanta caminar por la cornisa, provocar, como el que cuenta chistes en un velorio esperando que todos digieran su humor negro, un ser machista, rancio y violento, que se resiste a los cambios de paradigma estaqueado a un tradicionalismo aún mayor que el de sus ancestros de alta alcurnia. Tras los sucesos de Merca y La mamá de Johnny llega la esperada tercera novela de Loyds, que viene a completar la trilogía familiar, a través de la cual ejecuta un ácido retrato de esta clase social poco frecuentada por la literatura argentina contemporánea. Trilogía que puede leerse completa o en partes, junta o separada, y en cualquier orden. Como ha dicho recientemente el maestro de escritores Santiago Llach: Loyds armó unas novelas a la mandíbula en las que retrata con la voz dislocada de un Holden Caulfield crecido y porteño a nuestra querida clase alta. La obra de Loyds, veloz, repulsiva y delirante, abreva de Bret Easton Ellis (Menos que cero, American Psycho). También de otras altas voces sádicas del vacío existencial, como Chuck Palahniuk (El club de la pelea), Edward St Aubyn (la saga de Patrick Melrose) y Michel Houellebecq (El mapa y el territorio; la reciente Aniquilación)... Desde ahí, describe otra Argentina del sinsentido, en el nervio de la ciudad, en una clase desatendida, con personajes que funcionan a fuerza de ansiolíticos, apariencias y excesos, y que perturban tanto que al final conmueven.
El club de la lucha de Chuck Palahniuk
La publicidad hace que compren ropas y coches que no necesitan. Generaciones y generaciones han desempeñado trabajos que odiaban para poder comprar cosas que en realidad no necesitan. |
El club de la lucha de Chuck Palahniuk
¡HOLA! Miradme. ¡HOLA! Soy tan ZEN. Esto es SANGRE. No es NADA. Hola. Todo es nada; es tan alucinante estar ILUMINADO. Como yo.
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El club de la lucha de Chuck Palahniuk
Es fácil llorar cuando te das cuenta de que las personas a las que quieres acabarán por rechazarte o morirse. En un plazo suficientemente largo, la tasa de supervivencia de cualquier persona se reducirá a cero.
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Asfixia de Chuck Palahniuk
Todas las adicciones, le contó, no eran más que formas de tratar un mismo problema. Las drogas, el exceso de comida, el alcohol o el sexo, todo era una simple forma de encontrar la paz. De escapar de lo que conocemos. De nuestra educación. Eran nuestro mordisco a la manzana.
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El club de la lucha de Chuck Palahniuk
No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones, sois la mierda cantante y danzante del mundo. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados.
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El club de la lucha de Chuck Palahniuk
Hay un tipo de mujeres y hombres jóvenes y fuertes que quieren dar sus vidas por una causa. La publicidad hace que compres ropas y coches que no necesitan. Generaciones y generaciones han desempeñado trabajos que odiaban para poder comprar cosas que en realidad no necesitan
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El club de la lucha de Chuck Palahniuk
Antes que se acabe la civilización tendré que aprender a leer las estrellas y a orientarme por ellas.
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Fantasmas de Chuck Palahniuk
Si podemos perdonar lo que nos han hecho... Si podemos perdonar lo que hemos hecho a los demás... Si podemos dejar atrás todas nuestras historias. El hecho de ser villanos o víctimas. Solamente entonces tal vez podamos rescatar al mundo. |
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El club de la lucha de Chuck Palahniuk
Lárgate y vive tu vida insignificante, pero recuerda que te vigilo... y que preferiría matarte a que siguieras en ese trabajo de mierda ganando únicamente dinero para comprarte queso y ver la televisión
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La edad de la inocencia