Ella trae la lluvia de Martha Riva Palacio Obón
Cuando me siento con el ánimo seco o paso varias noches sin soñar, vuelvo a repasar nuestras conversaciones codificadas en acuarios. Hay algunas que ya no puedo descifrar tan fácilmente como antes. Pero hay otras que todavía me hacen caer bajo el influjo de la sal, provocándome el deseo casi insoportable de acostarme boca arriba en mi bote y esperar ahí hasta que llueva.
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