Tierras de luz, Tierras de sombra de María Martínez Ovejero
—Eso es lo más valioso que tenéis. Vuestros recuerdos de él —Adelle se llevó una mano al pecho. —No, por favor. Cualquier cosa menos eso. —Lo siento, pero es un trato justo —las lágrimas rodaban por sus mejillas de nuevo—. Las vidas de vuestros amigos, o vuestros recuerdos—Adelle se agarró con desesperación el pecho, y estrechó la mano tendida casi sin fuerzas. —Lo acepto —susurró. |