La canción de Aquiles de Madeline Miller
-Yo iré -se ofreció el argivo, incorporándose desde donde se había recostado sobre la borda-. He oído esa narración casi tantas veces como la nauseabunda del tálamo nupcial. -Tú te lo pierdes -gritó Ulises mientras el otro, ya de espaldas, se alejaba-. No le hagáis ni caso. Su esposa es una perra con un mal genio de cuidado capaz de amargarle el carácter cualquiera, en cambio, la mía... -Juro que como acabes esa frase te tiro por la borda y tienes que ir a Troya a nado. -El vozarrón de Diomedes recorrió toda la longitud del barco. -¿Lo veis? -Ulises meneó la cabeza-. Un amargado. |