Lo más dulce de M. Leighton
Entonces me sostiene, apretada contra su pecho, como si no pensara soltarme nunca, y pienso que si puedo pedir un último deseo, si puedo pronunciar una última oración, le pediré a Dios que permita que me quede.
|
Lo más dulce de M. Leighton
Entonces me sostiene, apretada contra su pecho, como si no pensara soltarme nunca, y pienso que si puedo pedir un último deseo, si puedo pronunciar una última oración, le pediré a Dios que permita que me quede.
|