El dios de la brisa de Lorenzo Ariza Lorente
¿Cuándo lo supe? ¿Cuándo supe que toda especie es una entelequia? ¿Cuándo supe que la mono-naturaleza no es sino el sueño amorfo de una legión de faunos, centauros, hombres mosca, grifos y minotauros, todos ellos dormidos, tendidos indolentes junto a un lago de Karelia? Todos soñando al unísono con la unicidad perdida que, en verdad, nunca existió. Ellos están más cerca que nosotros de su singular verdad. Ellos son el símbolo de lo que digo. Son, a pesar de todo, un tránsito del Aquí al Allá.
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