Un grito de amor desde el centro del mundo de Kyoichi Katayama
Al salir del hospital, de vuelta a casa, el presentimiento de que podía perder a Aki se extendió por el interior de mi cabeza como una mancha de tinta negra. De pronto, sentí el impulso de marcharme a alguna parte. Lejos, a algún lugar donde pudiera olvidarlo todo. El camino que, pocos meses atrás, solía recorrer con ella, ahora lo estaba recorriendo solo. Y la premonición de que jamás volveríamos a recorrerlo juntos la sentí con una certeza innegable.
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