Amor en llamas de Kristen Callihan
—Benjamin —dijo entre besos tiernos y suaves—. Ben. —Le cogió la cara entre las manos: una mejilla caliente, la otra fría. Sus bonitos ojos grises se clavaron en los de Miranda y sus labios esbozaron una sonrisa. —Nadie me ha llamado nunca Ben —dijo, emocionado. Ella le dio un beso suave en la curva perfecta de la mejilla, y en la comisura de la boca. —Eso es porque Ben me pertenece a mí. —Ancló su boca a la de él y separó sus tiernos labios con los suyos; él suspiró—. Eres mío. Él se la acercó. —Siempre he sido tuyo, Miranda Bella. Como tú has sido siempre la única para mí. Solo tú. Siempre. |