El loro de Flaubert de Julian Barnes
Cuando me encontré con Ed en el restaurante tenía un aspecto incluso más fracasado que la otra vez. Estuvo hablándome de ciertos recortes presupuestarios, de la crueldad del mundo, de su incapacidad para publicar artículos. Deduje, más que oírlo, que le habían dado la patada.
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