Mentiras aceptadas de José María Guelbenzu
Dónde estaban los héroes, las ilusiones e, incluso, las nieves de antaño? Todo andaba manga por hombro, los delincuentes triunfaban, los mentirosos eran creídos, la aparente riqueza del país había condenado la solidaridad al olvido y la vida social era una carrera para trepar y subir a costa de quien fuera, el exhibicionismo y la impudicia colocaban bajo los focos de la fama a ejemplos de inutilidad e ignorancia manifiesta, la inmoralidad se consideraba un medio natural de medro, los políticos habían dejado de pensar por si mismos y solo pensaban lo que les decían las encuestas, la bronca cotidiana se había revelado como una eficaz arma de destrucción del adversario, la mentira repetida se convertía en verdad y los fines justificaban los medios (pg 218).
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