La reliquia de José Maria Eça de Queirós
Aquí te quedas, alma mía. Me voy solo con mis ays, y todo me dice, María, que no te veré nunca más. |
La reliquia de José Maria Eça de Queirós
Aquí te quedas, alma mía. Me voy solo con mis ays, y todo me dice, María, que no te veré nunca más. |
La reliquia de José Maria Eça de Queirós
El sabio hizo algunas consideraciones sobre la voluptuosidad. Siempre es engañosa. Debajo de la sonrisa luminosa está el diente con caries. De los besos humanos solo queda el amargor. Cuando el cuerpo se extasía, el alma se entristece...
|
La reliquia de José Maria Eça de Queirós
Oh, la tierra, ¡la tierra!, ¿qué es sino un montón de cosas podridas que ruedan por los cielos con ínfulas de astro?
|
|
Alves y Compañía de José Maria Eça de Queirós
El adulterio es un asunto grave para el marido; los demás lo consideran un fracaso que no exige sangrientos excesos.
|
El crimen del Padre Amaro de José Maria Eça de Queirós
Con el declinar del sol, el agua pedía su claridad espejada, se extendían las sombras de los arcos del puente. Sobre las colinas crecía un crepúsculo difuminado y las nubes color sangre y naranja que anuncian el calor componían, hacia el mar, un decorado magnífico.
|
La decadencia de la risa de José Maria Eça de Queirós
La sociedad tiende a estar en armonía con la naturaleza y el universal impulso tiende sobre todo hacia cosas agradables. El dolor nunca conserva allí persistencia y amargura, y para secar lágrimas no hay como el sol; una mañana radiante consuela de la mayor decepción.
|
Las rosas de José Maria Eça de Queirós
Poco a poco, como la filosofía le iba diciendo al alma del hombre que era inmortal, a la manera de los dioses, estas guirnaldas y diademas de rosas, que sólo se entregan a los inmortales comenzaron a ofrecerse a los hombres y, sobre todo, a las mujeres, por lo que en ellas había de divino. La rosa se convirtió muy pronto en la flor oficial del amor
|
¿Quién es autor del libro?