La vorágine de José Eustasio Rivera
En vano mis brazos —tediosos de libertad— se tendieron ante muchas mujeres implorando para ellos una cadena. Nadie adivinaba mi ensueño. Seguía el ·silencio en mi corazón.
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La vorágine de José Eustasio Rivera
En vano mis brazos —tediosos de libertad— se tendieron ante muchas mujeres implorando para ellos una cadena. Nadie adivinaba mi ensueño. Seguía el ·silencio en mi corazón.
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La vorágine de José Eustasio Rivera
Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia.
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La vorágine de José Eustasio Rivera
La turca extendió en el patio su silla portátil y se reclinó bajo los luceros a respirar fragancias del monte. Aquella actitud no tenía más fin que el de fascinarme, aquellos ojos dirigidos a las alturas querían que los contemplara, aquel pensamiento que fingía vagar en la noche estaba conspirando contra mi reposo. ¡Otra vez, como en las ciudades, la hembra bestial y calculadora, sedienta de provechos, me vendía su tentación!
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La vorágine de José Eustasio Rivera
En ella me despido de lo que fui, de lo que anhelé, de lo que en otro ambiente pude haber sido
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¿ cómo se llama el autor de " El psiconanalista"?